miércoles, 23 de febrero de 2011

-Como un chasquido, un parpadeo o simplemente un suspiro.

Mirando al cielo, sintiendo los segundos correr como la sangre en tus venas, esperando a no sabes qué, pero sobretodo, inmóvil.
Sientes el frío en tu cuerpo, la soledad en tu piel, y te das cuenta de lo poco que tienes en realidad; sientes que lo único que tienes seguro es lo que llevas puesto ahora mismo.
Piensas en el miedo que te inunda, el miedo a que el tiempo pase y se te pase la vida sin darte cuenta y continúes tal y como estás, sola, triste y congelada.
Te despejas, y cuando te quieres dar cuenta llevas puesto el pijama, estás en la cama, piensas en el mañana, todo lo que te queda por hacer, los sueños por cumplir, y vuelve a inundarte esa sensación de que no vas a conseguir llevar a cabo ninguna de estas cosas; ese duende que te susurra por dentro que que solo son tus ilusiones, que has mentido tanto que has acabado creyéndote tus propias mentiras.
Y es entonces, cuando puedes afirmar que has tocado fondo.

domingo, 20 de febrero de 2011

-Asco, justamente eso.

Odio a la gente que aparenta tener una vida perfecta, llevarse genial con todo el mundo y crea mil fantasías a su alrededor.
A todos esos que presumen de lo que no tienen e intentan dejar a los demás a la altura del suelo mirándolos como si fuesen cosas asquerosas e indeseables.
Gente que es capaz de despedazar a sus amigos por quedar bien delante de alguien.
A aquellos que critican sin saber nada de la persona de la que hablan, sin haberla conocido lo más mínimo.
Odio a esos que viven intentando quedarse por encima de cualquiera y que no te llegan ni a la suela de los zapatos. A los que no se quitan la cara de asco ni para dormir y que aún siendo unos flipados se permiten dirigirse a los demás con superioridad y reírse de todo el mundo.
Sí, me dais asco.