
sábado, 20 de agosto de 2011
Que ni contigo, ni sin tí.

jueves, 18 de agosto de 2011
Cuando te vas los pedazos de mi corazón te extrañan.

miércoles, 17 de agosto de 2011
Porque quererle fué lo más grande que hizo en su vida.
Ella creía que lo sabía todo. Creía que sabía todos los tipos de historias de amor posibles: las felices y románticas, las de quiero y no puedo, las tristes y cortas, las que son a distancia, las de ni contigo ni sin tí, las difíciles, las estúpidas, las prudentes, etc, etc, etc.
Se creía capaz de imaginar cualquier tipo de situación amorosa sin haber vivido nunca una. Creía que eso del amor era algo a veces complicado, a veces fácil, pero casi siempre predecible. Y todo esto siendo nada más que una cría.

Pero un día todo cambió, en un instante todo se hizo diferente y ella supo que ya nada iba a volver a ser como antes. Llegó él, un chico feliz, despreocupado, un tanto vergonzoso, perspicaz, libre.. y fué quien hizo que todo cambiase por completo. Hizo de lo fácil lo más difícil, y de una mirada un mundo. Convirtió a aquella niña sabionda en una cría inexperta y débil. La hizo la más feliz del mundo en cada gesto y convirtió todo aquello en una historia perfecta diseñada sólo para dos, en la que el límite era lo inalcanzable. Él hacía que ella fuese la más feliz del mundo, mientras ella conseguía borrar todos los problemas de él con una sola sonrisa. Juntos fueron capaces de demostrar el verdadero significado de la palabra amor. Así fué cómo ella descubrió que el amor no era algo tan simple y que existían más tipos de historias de las que ella conocía, y cómo él aprendió que el amor merecía más la pena que cualquier otra cosa en el mundo, ya que es algo que no se conoce hasta que se siente.
Y esta es la historia de una niña consentida, que aprendió que el amor es mucho más que besos, y un niño incrédulo que descubrió que existía realmente el amor.
martes, 16 de agosto de 2011
Por demostrarte que inventaría un millón de historias más para tí.

domingo, 14 de agosto de 2011
Que si te dije que haría lo que fuera por tí no mentí ni un segundo.
-Que te necesito más que a ninguna otra cosa, y que sé que si te pasase algo, yo.. yo me muero ¿sabes? Que no sé cómo explicártelo, porque nunca lo he hecho, y no sé.. que no sé si me entiendes o no, pero es que.. eres tan grande, tanto que ni te lo puedes imaginar, que yo me siento imbécil, como algo insignificante a tu lado, y sé que te he dado muchos problemas, que me he comportado muy mal contigo y que siempre pago las cosas con la única persona que me aguanta, que me apoya, que me soporta, y esa eres tú, que no sé qué haría sin tí.. Que te digo esto porque quiero pedirte perdón, por todo, por lo que hecho mal, por lo que he dicho cuando no debía y por cómo me comporto contigo. Sé que no te merezco, igual que nunca voy a poder darte todo lo que te mereces ni devolverte todo lo que te debo, porque te lo debo todo, incluso la vida, porque sin tí no tendría sentido. Que has luchado y aguantado más que nadie, que lo has dado todo por mí, porque aunque no te lo creas lo sé, me doy cuenta de todo lo que has hecho y de que no sé cómo sigues aquí, cuidándome, dandome tu cariño, comprendiéndome, animándome. Gracias, de verdad.

+Te quiero.
Voy a quererte hasta que me duela tanto que sea incapaz de volver ha hacerlo.
-Es que, ¿qué quieres que te diga? Es.. indescriptible, esa es la palabra. Indescriptible es lo que me hace sentir ella. Sus gestos, su sonrisa, su forma de mirar con esos pequeños ojos marrones. Esa forma que tiene de tocarse el pelo, esa dulzura que rebosa en su mirada, esa forma que tiene de hacer que la quiera más por momentos. Su voz, eso si que es indescriptible, cómo consigue crear una melodía perfecta con cada una de las palabras que entona. El escalofrío que me produce el roce de sus piel, el vacío que deja en mí cuando se marcha, la cara de gilipollas que se me queda cuando me habla y cómo me encanta que se ría al oírme hablar. Que sí joder, que la quiero, ya está, ya lo he dicho, ¿contento?

Estaba escuchándote. Yo lo sabía, todos lo sabían. Todos menos tú. Lo oí todo, y.. ¿qué querías que hiciera? ¿quedarme tan tranquila? No pude. Corrí hacia tí, te abracé y no pude contener las lágrimas. Sé que no te lo dije, no en ese momento, pero sí, yo también te quiero.
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