sábado, 20 de agosto de 2011

Que ni contigo, ni sin tí.

Que si te hablo y me ignoras, que me guiñas el ojo y te sonrío, que no lo admites, y te entiendo. Que no aguantaba más, y tú menos, Que me necesitas y te necesito. Que te miro y me miras, que te doy un beso y me esquivas dos. Que si te callas y yo no me callo. Que cuando necesito un abrazo no lo tengo. Que si me jodes, que si te jodo. Que si ''nunca me faltes, por favor'', que si ''nunca te vayas''. Que si te ríes, que si me río. Que si te he echado de menos, pero tú pasas perfectamente sin mí. Que si no te dejo ir, pero tú a mí tampoco.

jueves, 18 de agosto de 2011

Cuando te vas los pedazos de mi corazón te extrañan.

Cosas que echas de menos, cosas por las que lo darías todo. Cosas atadas a recuerdos que te recorren la conciencia y te destrozan. El roce de su piel cuando estoy sola, sentada en la cama pensando en él, cierro los ojos y juro que puedo sentirle, cómo me toca el pelo, cómo me acaricia el brazo susurrándome al oído que me quiere con toda su alma, y no puedo evitar dejar brotar las lágrimas. Y juro que daría hasta mi vida por un día más a tu lado, y que el peor error de mi vida fué dejar que te fueras. Que te quiero joder, y no puedo evitarlo. Que no pienso en otra cosa que no seas tú, besándome, abrazándome, el olor de tu piel a dos milímetros de mí. Jamás me arrepentiré tanto de nada como de haberte dejado ir, y ya no sé cómo decirte que lo siento, que si no es contigo nada quiero, y pedirte que vuelvas, porque es muy duro estar vivo y sentir que te mueres. Que ya no estás y aún recuerdo cada uno de tus gestos, tu cara nada más despertar, la fragancia de cada uno de tus besos, y eso no se paga ni con todo el oro del mundo. Porque es más que un simple beso, es una huella imborrable en mí, más que un abrazo, es el roce de tu cuerpo unido al mío, y es mucho más que cariño o aprecio, es amor, y eso nadie puede quitármelo. Porque lo que yo hice fué mucho más que quererte, y eso nadie, jamás podrá negarlo.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Porque quererle fué lo más grande que hizo en su vida.

Ella creía que lo sabía todo. Creía que sabía todos los tipos de historias de amor posibles: las felices y románticas, las de quiero y no puedo, las tristes y cortas, las que son a distancia, las de ni contigo ni sin tí, las difíciles, las estúpidas, las prudentes, etc, etc, etc.
Se creía capaz de imaginar cualquier tipo de situación amorosa sin haber vivido nunca una. Creía que eso del amor era algo a veces complicado, a veces fácil, pero casi siempre predecible. Y todo esto siendo nada más que una cría.
Pero un día todo cambió, en un instante todo se hizo diferente y ella supo que ya nada iba a volver a ser como antes. Llegó él, un chico feliz, despreocupado, un tanto vergonzoso, perspicaz, libre.. y fué quien hizo que todo cambiase por completo. Hizo de lo fácil lo más difícil, y de una mirada un mundo. Convirtió a aquella niña sabionda en una cría inexperta y débil. La hizo la más feliz del mundo en cada gesto y convirtió todo aquello en una historia perfecta diseñada sólo para dos, en la que el límite era lo inalcanzable. Él hacía que ella fuese la más feliz del mundo, mientras ella conseguía borrar todos los problemas de él con una sola sonrisa. Juntos fueron capaces de demostrar el verdadero significado de la palabra amor. Así fué cómo ella descubrió que el amor no era algo tan simple y que existían más tipos de historias de las que ella conocía, y cómo él aprendió que el amor merecía más la pena que cualquier otra cosa en el mundo, ya que es algo que no se conoce hasta que se siente.
Y esta es la historia de una niña consentida, que aprendió que el amor es mucho más que besos, y un niño incrédulo que descubrió que existía realmente el amor.

martes, 16 de agosto de 2011

Por demostrarte que inventaría un millón de historias más para tí.

Tantas historias vividas, oídas, contadas, soñadas, escritas.. tantas que parece imposible que puedan haber más; pero las hay. Día a día hay muchas más historias, ya sean tristes, difíciles, cortas, largas, fáciles, felices, con final feliz o sin final. El tiempo prosigue y la gente junto a él. Gente que se conoce y vive junta para siempre, gente que no se soporta, que desearía no haberse conocido nunca, y gente que, por más que quiera, no puede olvidar a alguna persona. A todos nos ha pasado eso, todos hemos conocido a alguien que nos ha marcado tanto que nos es imposible olvidarle nunca. Y yo, no iba a ser menos. He conocido a mucha gente a lo largo de toda mi vida. Hay gente que conozco desde hace muchísimos años que se ha marchado hace poco, y gente que conozco hace poco y que sé que no se va a ir nunca. También hay gente al contrario. Siempre hay de todo un poco. Pero una persona como de la que hablo, no se olvida ni en un millón de años. Alguien que marca, al menos a mí, que aunque se marche deja su recuerdo, y eso no se marcha tan fácilmente. Hizo que le quisiera, que le quisiera muchísimo y que no pudiera imaginarme un sólo día sin verle, aunque solo fuese un segundo. Sé que está marcado en mí de por vida, y que daría lo fuera por tenerle aquí ahora mismo, aunque sea imposible. Sólo me gustaría haberle dicho una cosa, aunque sé que no me habría atrevido, pero me gustaría haberle agradecido el haberme hecho feliz con esa facilidad, haberme enseñado a querer a alguien a ciegas. Agradecerle el simple hecho de haber aparecido en mi vida, y decirle, que le quiero, por encima de todas las cosas.

domingo, 14 de agosto de 2011

Que si te dije que haría lo que fuera por tí no mentí ni un segundo.

-Que te necesito más que a ninguna otra cosa, y que sé que si te pasase algo, yo.. yo me muero ¿sabes? Que no sé cómo explicártelo, porque nunca lo he hecho, y no sé.. que no sé si me entiendes o no, pero es que.. eres tan grande, tanto que ni te lo puedes imaginar, que yo me siento imbécil, como algo insignificante a tu lado, y sé que te he dado muchos problemas, que me he comportado muy mal contigo y que siempre pago las cosas con la única persona que me aguanta, que me apoya, que me soporta, y esa eres tú, que no sé qué haría sin tí.. Que te digo esto porque quiero pedirte perdón, por todo, por lo que hecho mal, por lo que he dicho cuando no debía y por cómo me comporto contigo. Sé que no te merezco, igual que nunca voy a poder darte todo lo que te mereces ni devolverte todo lo que te debo, porque te lo debo todo, incluso la vida, porque sin tí no tendría sentido. Que has luchado y aguantado más que nadie, que lo has dado todo por mí, porque aunque no te lo creas lo sé, me doy cuenta de todo lo que has hecho y de que no sé cómo sigues aquí, cuidándome, dandome tu cariño, comprendiéndome, animándome. Gracias, de verdad.

+Te quiero.

Voy a quererte hasta que me duela tanto que sea incapaz de volver ha hacerlo.

-Es que, ¿qué quieres que te diga? Es.. indescriptible, esa es la palabra. Indescriptible es lo que me hace sentir ella. Sus gestos, su sonrisa, su forma de mirar con esos pequeños ojos marrones. Esa forma que tiene de tocarse el pelo, esa dulzura que rebosa en su mirada, esa forma que tiene de hacer que la quiera más por momentos. Su voz, eso si que es indescriptible, cómo consigue crear una melodía perfecta con cada una de las palabras que entona. El escalofrío que me produce el roce de sus piel, el vacío que deja en mí cuando se marcha, la cara de gilipollas que se me queda cuando me habla y cómo me encanta que se ría al oírme hablar. Que sí joder, que la quiero, ya está, ya lo he dicho, ¿contento?

Esas fueron tus palabras, ¿o me equivoco?
Estaba escuchándote. Yo lo sabía, todos lo sabían. Todos menos tú. Lo oí todo, y.. ¿qué querías que hiciera? ¿quedarme tan tranquila? No pude. Corrí hacia tí, te abracé y no pude contener las lágrimas. Sé que no te lo dije, no en ese momento, pero sí, yo también te quiero.