lunes, 7 de noviembre de 2011

Sientes como se clava ese nudo en la garganta, y luego brillan los ojos, cuando te roza el alma.

Y te paras a pensar, en un momento que no viene a cuento, y sacas conclusiones. Conclusiones que te dan aún más qué pensar.
Pensándolo bien, el amor es como el vicio, como el alcohol. Es como estar borracha las 24 horas del día; día tras día. Te ciega, te hace ver las cosas de otra manera, todo se magnifica, y dices cosas que no son, cosas que en tu sano juicio no dirías, pero pierdes la conciencia.
Cuando consigues librarte de sus efectos, te arrepientes. Vuelves a verlo todo normal, y te das cuenta de lo tonta que has sido, de las cosas que has dicho, y que muchas de ellas han tenido consecuencias; consecuencias que aún puedes arreglar, otras que no, y otras que han merecido la pena después de todo.
Y, ambas cosas, cuando se acaban, duelen.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nunca es lo que parece, es por eso que sorprende lo que espera en el camino.

Si no duele no es de verdad. Es como en los sueños, que tienes que pellizcarte para ver si estás despierta. Y es que si pierdes algo y en el fondo no te duele es que no te importa, porque lo que importa duele, y mucho, aunque no lo creas, o ni siquiera lo parezca. Al igual que una sonrisa no significa felicidad ni una lágrima tristeza; no toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido; ni es oro todo lo que reluce, ni nada por el estilo. Si te tienen que querer, debe ser tal y como eres, no como creen que eres, porque sería demasiado triste que te quisiesen sin saber quién eres realmente, eso no merece la pena.