Hay momentos en los que la impaciencia te vence. Sabes que te está comiendo el remordimiento por ser tan idiota de no hacerlo, y al mismo tiempo tienes un miedo horrible a hacer el ridículo.
Sabes lo que quieres, pero no sabes si debes, y esa duda te está matando.
Sientes que te consume el hecho de no saber qué hacer por el simple motivo de que sea él de quien se trata.
Piensa, si alguna vez estás con él.. ¿vas a seguir siendo igual de indecisa?
Sabes lo caprichosa que eres, como te gusta cambiar la rutina y hacerlo todo a tu manera, y por él estarías dispuesta a cambiar todo eso. Porque al principio todo es perfecto; cuando pasa un tiempo se convierte en rutina. Si esa rutina te encanta, merece la pena pasar el resto de tus días viviéndola.
Debes decidirte, y debes hacerlo ya. Debes recuperar el tiempo perdido antes de perderlo otra vez.
Las peores decisiones son las que se piensan demasiado, lo sabes, por eso te consumes.
¿Te queda mucho para decírselo?
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