miércoles, 24 de agosto de 2011

Porque solo se aprecia la suerte que se tiene cuando se sufre de verdad.

-''Cada cosa a su tiempo''.-, eso me han dicho siempre. Pero sin embargo, hay veces que te viene todo a la vez, y o eliges qué quieres perder, o tienes que hacerlo todo al mismo tiempo.
Siempre hay cosas que agradan más, otras que agradan menos, y luego, están esa clase de cosas que ni en un millón de años desearías hacer. Es ley de vida que no siempre puede ser todo color de rosas, eso lo comprendo.. pero también podría ser un poco más facilito de vez en cuando, ¿no?
Aunque digan que lo fácil no vale la pena, hay momentos que nadie querría tener que soportar nunca, y ocurren, y siguen ocurriendo sin parar. Y entonces es cuando recuerdas aquellos momentos, esos que guardas dentro de tí con todo tu cariño. Sería capaz de pasarme días y noches enteras recordando momentos felices, la gente importante, la que entra, la que se va, tomar en cuenta todo lo que a cambiado y temer lo mucho que queda por cambiar, porque, ¿quién diría que la vida da tantas vueltas? Pero sigue sin descanso, y a pesar del típico temor humano de que el tiempo se escapa y se acaba agotando, siempre sigue. Hay momentos en los que deseas que el tiempo pase volando y otros que dure para siempre.. eterna indecisión. Cosa que demuestra que nadie es perfecto, todos sufren, caen, y nadie tiene la vida perfecta, por mucho que lo aparente. Que no siempre recibes lo que das, ni devuelves lo que debes, que de nada vale criticar, todos tenemos defectos, pero a todos se nos da muy bien hacerlo, y que nadie sabe vivir, y quien diga lo contrario miente, que la vida siempre cambia, y nunca sabes qué esperar de ella, y que lo último que se pierde no es la esperanza, es el cariño.
Y sobretodo, no olvides lo más importante, algo que te servirá el resto de tu vida: que el único que pierde es el que se rinde, y aquí no hay sitio para perdedores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario