martes, 16 de agosto de 2011

Por demostrarte que inventaría un millón de historias más para tí.

Tantas historias vividas, oídas, contadas, soñadas, escritas.. tantas que parece imposible que puedan haber más; pero las hay. Día a día hay muchas más historias, ya sean tristes, difíciles, cortas, largas, fáciles, felices, con final feliz o sin final. El tiempo prosigue y la gente junto a él. Gente que se conoce y vive junta para siempre, gente que no se soporta, que desearía no haberse conocido nunca, y gente que, por más que quiera, no puede olvidar a alguna persona. A todos nos ha pasado eso, todos hemos conocido a alguien que nos ha marcado tanto que nos es imposible olvidarle nunca. Y yo, no iba a ser menos. He conocido a mucha gente a lo largo de toda mi vida. Hay gente que conozco desde hace muchísimos años que se ha marchado hace poco, y gente que conozco hace poco y que sé que no se va a ir nunca. También hay gente al contrario. Siempre hay de todo un poco. Pero una persona como de la que hablo, no se olvida ni en un millón de años. Alguien que marca, al menos a mí, que aunque se marche deja su recuerdo, y eso no se marcha tan fácilmente. Hizo que le quisiera, que le quisiera muchísimo y que no pudiera imaginarme un sólo día sin verle, aunque solo fuese un segundo. Sé que está marcado en mí de por vida, y que daría lo fuera por tenerle aquí ahora mismo, aunque sea imposible. Sólo me gustaría haberle dicho una cosa, aunque sé que no me habría atrevido, pero me gustaría haberle agradecido el haberme hecho feliz con esa facilidad, haberme enseñado a querer a alguien a ciegas. Agradecerle el simple hecho de haber aparecido en mi vida, y decirle, que le quiero, por encima de todas las cosas.

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