domingo, 10 de julio de 2011

Quiero hasta el último segundo contigo.

El típico sueño de todo ser humano: encontrar a la persona perfecta, su alma gemela. Esto no supondría ningún problema de no ser porque todos cometemos el estúpido error de pensar que esa persona debe tener nuestros mismos gustos, complacernos en todo, y un millón de idioteces más.

Sin embargo todos, cuando nos enamoramos, vemos a esa persona completa y absolutamente perfecta, y no, no es exactamente igual a nosotros.
Una vez aprendido esto se podría decir que, por primera vez en mi vida, sé lo que quiero.
Quiero alguien que esté, no siempre, pero cada vez que pueda, a mi lado. Alguien que sonría al verme, alguien que me haga sonreír al oír su voz. Alguien que cuando me abrace, cuando me bese, y cuando me hable, haga que desaparezca el ruido, que solo existamos él y yo. Alguien que me hable con la mirada, que entienda hasta mis silencios. Alguien a quien le encante hacerme de rabiar, hacerme cosquillas o simplemente picarme por tonterías con tal verme reír. Alguien que me haga sentir especial a cada momento, por el simple hecho de tenerle a mi lado, alguien que me diga y me demuestre lo mucho que le importo. Alguien que, a pesar de ser todo lo contrario a mí, siga sintiendo lo mismo. Alguien a quien poder decirle te quiero un millón de veces y me siga pidiendo que se lo repita.
Alguien que me quiera por encima de todas y cada una de las cosas de este mundo.

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